diumenge, 27 d’octubre del 2019

barça

El espectador incondicional del Barça, y aunque él no lo sepa e incluso Espriu ni siquiera se lo haya planteado, es calcado al del hombre del poema de Espriu, “ Assaig de càntic en el temple ”. El hombre empieza a decir que está cansado de su tierra, que le gustaría alejarse hacia el norte, donde dicen que la gente es limpia, noble, culta, rica, libre, despierta, feliz. Pero si así hiciera, su pueblo le diría: “ Como el pájaro que deja el nido, así es el hombre que marcha de su lugar ”. El hombre nunca se irá, nunca traicionará el pacto entrañable: Más no he de seguir jamás mi sueño / y aquí me quedaré hasta la muerte. / Pues yo también soy cobarde y salvaje / y amo además, con un desesperado dolor, / está mi pobre, / sucia, triste, desgraciada patria. Este espectador catalán está muy castigado por la historia. […] Éste país está lleno de trampas sentimentales, en las que cayó Juan Gamper, cuya catalanidad nadie podía discutir ya en los años veinte. El Barça fue ante todo un pasatiempo de extranjeros y algún catalán de la órbita amistosa de Gamper. […] Había sido el fundador del Zurich y empezó a jugar en Barcelona por los descampados y solares urbanos. Una vez constituido el club en 1899 se jugaron ¡tres partidos!, y en 1900 el número de espectadores ya era milenario. El crecimiento posterior del Barça, sus gestas, pertenecen a la cultura deportiva del país […] En este reportaje, que busca clarificar qué hay detrás de ese triple grito, “¡Barça, Barça, Barça!, nos basta la levedad del dato que subraya una mínima evolución histórica. El club fue creciendo hasta un punto culminante: 1924. Entonces contaba 12.000 socios. Curiosamente, la etapa de máxima politización del país (1931-1939) señala el descenso de socios activos: de 9.000, en 1931, a 3.500, en 1939. Y desde este fondo de pozo hasta los 55.000 socios actuales han pasado treinta años de crecimiento constante, a pesar de las alternancias de épocas de derrota con épocas de victoria. El público del Real Madrid ha experimentado más alegrías que tristezas en estos últimos quince años. En cambio, el Barça posterior al de las Cinco Copas, el Barça posterior al esplendor de Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón ha dado más de arena que de cal. Pero la fidelidad del público ha sido constante: […] el público era consciente desde el primer momento en que fue necesario salvar los restos del naufragio. Un presidente del Barça, José Sunyol Garriga, murió en el frente del Jarama. Un equipo del Barça hizo una gira americana en 1937, una gira que se instrumentó políticamente y que dio lugar a una serie de escaramuzas a lo James Bond para que los jugadores no volvieran a la zona republicana, sino a la otra. […] ¿Es de extrañar que al acabar la guerra no faltaran maniobras para que el Barça desapareciera? […]

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